Periodista: María Alejandra Moreno Flórez – Universidad de La Sabana.
El miércoles 30 de abril, el Centro Felicidad Chapinero se transformó en una gran sala de cine con la proyección cinematográfica. Un reino bajo la luna del director Wes Anderson, en una función especial organizada por el Instituto Distrital de las Artes (Idartes), a través de la Cinemateca de Bogotá.
La película, estrenada en 2012, es una historia de amor entre dos niños que deciden
escapar juntos en una isla ficticia de Nueva Inglaterra durante los años 60. Con el estilo
visual detallista y colorido característico de Anderson, Un reino bajo la luna combina humor,
ternura y melancolía en una fábula sobre la rebeldía, la inocencia y el deseo de pertenecer.
Es una puesta en escena que ha sido elogiada por su estética única y su tono nostálgico
La actividad hizo parte de la Cinemateca Rodante, una estrategia territorial que lleva el cine más allá del centro cultural ubicado en la esquina de la carrera 3ª con calle 19. Este proyecto busca descentralizar el acceso al cine y las experiencias culturales, acercando el cine a comunidades de todas las localidades de Bogotá.
Uno de los espacios claves en esta iniciativa es el Centro Felicidad Chapinero, donde, en articulación con la Secretaría Distrital de Cultura, Recreación y Deporte, forma parte de los escenarios donde se proyecta una película diferente cada último jueves del mes.
La selección de títulos no es casual: se trata de películas que conectan con la ciudadanía desde la emoción, la nostalgia o el recuerdo.
Desde que se inauguró este ciclo en octubre de 2023, se han proyectado clásicos como E.T., Amélie, El Grinch, El Principito y, último en abril, la inolvidable historia de los jóvenes Sam y Suzy.
La próxima cita será el jueves 29 de mayo a las 5:30 p.m, estando atentos a la agenda de Idartes y sus redes sociales, para descubrir la próxima parada de la Cinemateca Rodante de Bogotá y con qué película decidirán sorprendernos.
El ingreso es completamente libre (hasta completar aforo) y no requiere inscripción previa. Solo hay que llegar con tiempo y disfrutar de una función que acerca grandes historias a los barrios, sin filas, sin boletería y sin pretensiones. Una forma de vivir el cine como experiencia colectiva, en espacios pensados para encontrarse, mirar y conversar.
