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«La vida es para lanzarse», Flavia Dos Santos: Sin filtros, con propósito y pasión.

Flavia Dos Santos llegó a la televisión casi por casualidad y desde entonces no ha parado de abrir conversaciones necesarias sobre sexualidad con humor, cercanía e inteligencia. Conferencista, terapeuta, comunicadora y ahora actriz, ha sabido moverse entre medios, escenarios y formatos con una autenticidad que rompe moldes y conecta con el público. Su historia es la de una mujer que se lanza, que se reinventa y que no le teme a explorar nuevos caminos.

Haremos un recorrido a lo largo de tu carrera, ¿cómo fueron tus inicios en televisión? 

Fue a raíz de un congreso de urología en el que estaba participando, en Bogotá. Llamaron de un noticiero al organizador para hablar de una situación específica que estaba ocurriendo en ese momento, un escándalo con un gobernador de Nueva York. El organizador del congreso me recomendó a mí para hablar del tema.

Cuando salí el director de Día a Día, me llamó y me dijo: “¿Tú vendrías también a hablar en nuestro programa?” Claro. Entonces fui una vez, luego dos, luego tres… y ahí me ofrecieron tener una sección fija dos veces a la semana que pasó a ser todos los días. 

Luego vino la radio y ya van 18 años hablando en distintos medios diariamente. Porque durante todos esos 18 años, curiosamente, siempre he trabajado en medios, aunque también tengo mi práctica privada, atiendo pacientes, doy conferencias. Porque me considero, ante todo, una conferencista.

Fotografía por Andrés Reina

Durante su recorrido, ¿Cómo ha respondido el público frente a temas de sexualidad? Sobre todo en un horario matutino.

Tengo que decir que ha sido muy bueno. Por ejemplo, cuando llegué a Buga con todo el tema del Señor de los Milagros, los organizadores estaban preocupados, pensando que la gente se iba a sentir intimidada… y ¡oh, sorpresa! Cuando abrimos la ronda de preguntas, ¡eran las preguntas más calientes posibles!

Siempre hay algún tipo que cuestiona, que forma parte de una minoría ruidosa, que saca su rasgo homofóbico y lanza algún comentario ofensivo. Yo ni siquiera alcanzo a reaccionar porque otra persona del público se indigna, lo enfrenta, lo calla.

Entonces siempre es una experiencia positiva. Es enriquecedor, es gratificante ese intercambio, escuchar, sentir las reacciones. Yo digo que ya soy adicta a esa adrenalina que me dan las conferencias.

Explorando otros formatos, hiciste teatro en 2018 con El verbo placer y la película La sexóloga, ¿qué te motivó a incursionar en el cine y arte teatral?

Las oportunidades se van creando, y yo me lanzo, porque creo que la vida es eso: lanzarse, experimentar, arriesgarse. Cada vez que aparece una propuesta que me saca de mi zona de confort, me encanta. 

Por ejemplo, la película con Iván Marín. Hassam y Don Jediondo ¡Fue una diversión total! Yo los conocía, desde hace muchos años, porque todos ellos son de Caracol. 

Yo no soy de esas personas que piensan: “Ay, hay que mantener un solo rol, hay que hacer esto, hay que cuidar una imagen”. Yo no creo en eso. Si algo nos enseñan los millennials es justamente eso: arriesgarse, hacer varias cosas, explorar otros roles.

Se acabó esa cosa de: “Debes estar en un papel serio, ponerte cuello alto, hablar con voz impostada”. Me fascina cuando la gente me dice: “Tú no eres una psicóloga tradicional”. ¡No lo soy, ni quiero serlo!

Yo creo que trabajar con personas, con seres humanos, requiere cercanía, no distancia. Nunca he aceptado ponerme por encima de nadie. Al contrario, quiero estar cerca. Porque es solo en esa intimidad y cercanía que se puede establecer una comunicación verdadera.

¿Cómo se diferencia tu rol como terapéuta en la película a tu trabajo en la vida real?

¡Era todo menos yo! Esa terapeuta de la película no soy yo. Mis pacientes lo saben. Yo trato de sentir realmente lo que el otro siente, de abrir ese canal. Y en la película era una terapeuta de moño recogido, distante, fría.

Fue divertido hacer ese personaje. Si un día me llaman para ser una terapeuta asesina, loca, malvada… ¡Me encantaría! Jugar con personajes también es fascinante. No soy actriz, soy “culipronta”. Me lanzo a las cosas que me parecen excitantes.

Si tienes miedo, hazlo con miedo. Créeme, el día del estreno de la película yo tenía miedo, pero lo abracé, le di la mano al miedo y dije: “Vamos, miedo, a ver qué pasa”.

En medio de tu exploración profesional y adaptación a las nuevas audiencias llega el podcast: Del saber al hacer con Esperanza Gómez, ¿cuál fue la dinámica entre ustedes para la creación de dicho formato?

¡Imagina! Hilda Valencia es mi brazo derecho, mi pierna derecha, mi cerebro derecho. Yo soy intuición, ella es organización. Es mi manager, mi hermana del alma. Y fue ella quien tuvo la idea del podcast. Me pareció espectacular.

Esperanza es una mujer adorada. Yo la respeto profundamente. Trabajar con ella fue muy fácil. Es muy abierta, muy dispuesta a escuchar. Fue una gran experiencia hacer esas dos temporadas del podcast. Ahora estamos viendo si conseguimos un patrocinador para hacer una tercera.

Fotografía por Andrés Reina

La química entre ustedes es evidente. ¿Cómo elegían los temas para cada capítulo?

Se hace brainstorming, surgen ideas y se escoge un tema. Nunca hubo libreto, jamás. Solo tema. Había patrocinadores, claro, pero todo muy orgánico y natural, como a nosotras nos gusta.

Eso nos lleva a Mujeres sin filtro. ¿Cómo ha sido compartir panel con mujeres de generaciones distintas?

Te voy a contar algo, la primera vez que me hicieron la propuesta no acepté. Me insistieron tres veces. La cuarta fue la vencida. ¿Por qué? Porque en esa cuarta reunión, en un almuerzo, me dijeron: “Ya están confirmadas Claudia Palacios, María Cecilia Monteiro, Natalia Sanint (a quien no conocía), y Kika Nieto (a quien conocía poco)”.

Yo dije: “¿De verdad Claudia Palacios está confirmada? ¿María Cecilia también?”. Yo había trabajado con María Cecilia en Día a Día. A Claudia no la conocía personalmente, pero siempre la admiré profesionalmente. Era esa mujer que veía en CNN mientras yo hacía ejercicio y decía: “¡Qué mujer tan interesante!”.

Y resultó que fue delicioso. Hicimos un “match” tan bacano, esa primera conversación fue para disfrutar, conocernos. Hablamos por tres horas, compartimos muchas cosas, había tanta curiosidad la una por la otra. Me siento muy cómoda con ellas, de verdad, es uno de esos programas en los que sabes que aportas algo. 

Sobre las panelistas:

Estoy enamorada de Kika, que era con quien más miedo tenía de conectar. Ahora la adopté como hermana. ¡Kika es una bomba! Es inteligente, rápida, fresca.

¡De Natalia estoy impresionada! Qué mujer tan inteligente. Le lanzas una frase y en 10 segundos la convierte en un chiste. ¡Tiene que ser muy inteligente para hacer humor! Se lo dije: “Natalia, tú sí que sabes hacer humor de verdad”. 

Claudia es Claudia. Esa mujer seria, centrada, ella busca controlar todo y nosotras hacemos “el despelote”. Y María C tiene esa sabiduría y cercanía: para ella, la vida es una experiencia.

Para cerrar, ¿qué temas o formatos nuevos le gustaría explorar en futuros proyectos de su carrera?

Mi cabeza, obvio que está siempre pensando, ahora tengo la idea de hacer otro stand-up y he conversado con gente para ayudar en el libreto. Ojalá me ofrezcan hacer otra película, tengo un proyecto que está cocinándose. Un proyecto en el que me asocié para ayudar a las mujeres respecto al piso pélvico. Pronto saldrán las cosas, todo se va dando poco a poco.

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