
Espacios que transforman, historias que cuestionan y personajes que dejan una huella imborrable en la memoria de quienes los conocen son parte del sello distintivo de La Maldita Vanidad. La compañía, reconocida por su capacidad para generar preguntas y abrir espacios de reflexión, abre este nuevo ciclo con dos de sus obras más icónicas, mientras da un paso hacia la renovación del teatro con la apertura del Centro de Investigación y Creación Escénica (CICE), un espacio diseñado para replantear los límites de la escena. La temporada arranca con el regreso de “Kassandra” y “Los Autores Materiales”, que, con sus intensos relatos y personajes inolvidables, invitan a sumergirse en historias que exploran la identidad, el dolor y la búsqueda de un lugar en el mundo.
Desde el 22 de enero, “Kassandra” regresa a escena con la actuación de Ella Margarita Becerra. Esta obra, escrita por el dramaturgo franco-uruguayo Sergio Blanco, reinterpreta el mito clásico de Casandra en una versión moderna y conmovedora. La protagonista, una mujer transgénero y migrante, lucha por ser escuchada en un entorno implacable, donde la soledad y el exilio se presentan en su forma más cruda. En palabras de su director, Jorge Hugo Marín, «la obra nos invita a reflexionar sobre las tragedias humanas y las historias de exilio que trascienden fronteras y tiempos». A través de su monólogo en un inglés precario, el personaje conecta con el público, rompiendo la cuarta pared para involucrarlos en su relato. Desde su estreno en 2015, esta obra ha recorrido numerosos festivales internacionales, consolidándose como una pieza esencial en el repertorio de La Maldita Vanidad.
Por otro lado. «Los Autores Materiales,» escrita y dirigida por Marín, forma parte de la trilogía «Sobre Algunos Asuntos de Familia.» La obra nos adentra en la vida de tres jóvenes universitarios enfrentados a una situación límite: la imposibilidad de pagar el alquiler de su apartamento. Lo que comienza como una crisis financiera evoluciona hacia una trama de violencia y dilemas éticos, amplificada por la intimidad de un escenario hiperrealista: una cocina. Para el director “la cocina es un espacio simbólico que no solo refleja la cotidianidad, sino que también genera una sensación de claustrofobia que amplifica la tensión dramática.
Inspirada en el cine de suspenso de Alfred Hitchcock, la obra explora con agudeza los grados de violencia que la sociedad ha normalizado. Su reciente remontaje ha actualizado la narrativa y el elenco, ahora conformado por Ella Margarita Becerra, Bito Quevedo, Johhan Gelvez, Juan Sebastián Angarita y Francisco Chona, pero manteniendo su vigencia y resonancia. «Hicimos un remontaje donde se involucran actores nuevos de la compañía y exalumnos, y eso ha generado algo muy positivo en el espectáculo, dándole un oxígeno maravilloso, manteniendo un rigor artístico y actualizando la obra, ayudándonos a darnos cuenta de que, aunque han pasado varios años, sigue siendo igual de vigente y pertinente», comenta Marín.
El lanzamiento del Centro de Investigación y Creación Escénica (CICE) es una extensión natural del trabajo de La Maldita Vanidad en la formación artística. Este espacio está profundamente vinculado con el enfoque de renovación que Jorge Hugo Marín aplica en sus producciones. Como explica, «desde muy temprano en la compañía comenzamos con procesos de formación, como el Laboratorio Integral de Creación, que a la fecha sigue existiendo y que ha evolucionado hasta convertirse en una parte esencial del nuevo Centro de Investigación y Creación Escénica (CICE). El espíritu de exploración y colaboración es el motor que nos impulsa”.
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Ubicado en el barrio Palermo de Bogotá, el CICE ofrece talleres especializados en actuación, dirección, dramaturgia y producción, creando un puente entre la formación académica y la práctica artística. Este espacio fomenta el encuentro, tanto entre artistas locales como internacionales. «El CICE no solo es un espacio de aprendizaje, es un lugar de diálogo y creación que responde a las demandas actuales del teatro,» afirma Marín. Su objetivo es convertirse en un punto de conexión promoviendo el intercambio cultural y la innovación.
Desde su fundación, La Maldita Vanidad ha demostrado un compromiso inquebrantable con la innovación y la excelencia. Su sede principal, La Casa de la Maldita Vanidad, no solo alberga temporadas teatrales, sino que se ha convertido en un referente cultural donde convergen artistas y proyectos de diversas nacionalidades. Con 21 espectáculos en su repertorio y una presencia internacional consolidada, la compañía sigue marcando el rumbo del teatro contemporáneo. Como concluye Marín, «lo importante no es solo crear obras, sino también construir espacios para reflexionar y dialogar sobre el impacto del teatro en nuestra sociedad.