Fotografía: @adriantambien
Erik Rodríguez es un versátil actor de teatro, televisión y cine, así como docente, acting coach y director, con más de 15 años de experiencia en la industria. Su trayectoria incluye un sólido compromiso con la formación artística, siendo Maestro de Artes Escénicas del Teatro Libre de Bogotá desde 2006. Además, cuenta con un título de Licenciado en Artes Escénicas de la Universidad de Antioquia, obtenido en 2019.
A lo largo de su carrera, Erik ha trabajado en una amplia variedad de proyectos, explorando diferentes géneros y estilos, y se ha destacado por su dedicación a la enseñanza y el desarrollo de nuevas generaciones de artistas. Su enfoque integral en el arte actoral le ha permitido contribuir significativamente a la cultura teatral y audiovisual en Colombia, consolidándose como una figura clave en el ámbito escénico del país.
En exclusiva para Gente Rosa, Erik Joel nos habla de su trayectoria, sus retos y sus sueños. En esta conversación íntima, Erik nos revela detalles inéditos de su carrera y su vida personal, compartiendo sus experiencias más significativas y sus anhelos para el futuro:
Sus comienzos en la actuación
¿Cómo fue ingresar en el mundo artístico?
Mi camino artístico comenzó en el grupo de teatro del Colegio Cafam, dirigido por el maestro Octavio Gómez Luengas, quien me recibió en 9º grado. Durante esos años, los ensayos y las obras me permitieron no solo aprender los aspectos técnicos de la actuación, sino también descubrir el poder de la imaginación y el arte. Fue una etapa muy especial en la que me di cuenta de mis aptitudes como actor.
Realice la obra Toque de queda, de Luis Enrique Osorio, y esa experiencia, junto a otras producciones, me llevó a presentarme en varios teatros de la ciudad. Ahí nació mi pasión por explorar el arte del actor, algo que hoy sigue siendo vital en mi vida profesional.
¿Qué te llevó a ser actor?
En grado 11º, después de tres horas de ensayo con el grupo de teatro del colegio, me di cuenta de que ser actor era mi verdadera pasión. Sin tener mucha idea de cómo sería ese camino, le dije a mis padres que quería dedicarme a la actuación. El maestro Octavio Gómez me había recomendado la Escuela del Teatro Libre de Bogotá, que considero uno de los mejores espacios de formación actoral en Colombia.
Junto a mi mejor amiga y otra colega, también egresadas del colegio, pasamos nuestras vacaciones preparando nuestros monólogos con mucha ilusión para presentarnos a la Escuela. A mí me tocó interpretar un monólogo de Macbeth, fue una experiencia reveladora, en la que ese joven que había jugado al teatro en el colegio se enfrentaba por primera vez a la seriedad de un texto y al reto de convertir esta pasión en una carrera profesional.
Su familia
¿Cómo fue para tus padres saber que su hijo iba a entrar en el mundo artístico?
De manera muy hermosa, mis padres vieron una convicción sincera en mis palabras cuando les dije: «Quiero ser actor, quiero estudiar actuación». Su única respuesta fue: «Dale, busca dónde y nos dices». Aprovecho esta oportunidad para reconocer el enorme esfuerzo de mi padre y mi madre. Venimos de una familia de clase media baja, pero con gran disciplina y esfuerzo, y me siento profundamente orgulloso de ello. Aunque no crecí con privilegios, siempre estuve rodeado de apoyo.
Si no hubiera sido por los sacrificios de mis padres y por el reconocimiento que recibí en la Escuela del Teatro Libre, donde vieron mi potencial y me brindaron mucha ayuda. Mis padres tuvieron la mejor disposición para sacarme adelante, y a ellos les debo toda mi historia como actor.
Sabemos que tienes una hermana que se dedica al canto, ¿Te gustaría que fuese actriz?
Mi hermana, Gabriela Rodríguez, es cantante y actualmente se está preparando para producir su propia música. Es una mujer increíblemente talentosa que heredó algo muy especial de mi padre, quien también canta y toca la guitarra en sus ratos libres. Esta pasión por la música viene de nuestra abuela paterna, y lo que comenzó como un simple pasatiempo en casa se ha convertido en un enorme potencial para Gabriela, que hoy está tomando forma. Además de cantar, Gabriela baila, se dedica al k-pop, a la música folclórica con un trío, e incluso canta en japonés. Es una artista multifacética, aunque la actuación no parece interesarle mucho. Sin embargo, si en algún momento su música, que está muy conectada con el mundo actoral, la lleva por ese camino, estaré más que dispuesto a ofrecerle mi apoyo y conocimientos. Por ahora, ella se enfoca exclusivamente en su carrera como cantante.
Su profesión
¿Cómo es para ti que te llegue un nuevo casting? ¿Cuéntanos cual es tu proceso?
Ser actor ha sido una gran bendición para mí, tanto en el teatro como en proyectos audiovisuales. He tenido oportunidades maravillosas, pero este camino es riguroso y requiere mucha paciencia, ya que muchas decisiones para elegir a un actor no dependen solo de uno. Cada casting lo veo como una oportunidad valiosa. Trato de seguir mi instinto creativo y tomar decisiones artísticas arriesgadas, buscando siempre ser genuino en mi interpretación. Mi consejo es seguir el propio instinto, observar la vida y proponer algo auténtico. A nivel técnico, es importante adaptarse a los formatos de cámara y mantener siempre una conexión honesta con el personaje que interpretas.
Primera experiencia en Televisión
¿Cómo te sentiste al haber ganado tu primer casting?
Mi primer casting fue para Manual para ninjas de Caracol, aunque nunca se emitió en Colombia. Interpreté un personaje pequeño, pero fue mi primera aparición oficial en televisión. Antes, en 2011, tuve una mala experiencia que me alejó de la televisión por varios años debido a las condiciones laborales y el trato recibido. Más tarde, volví a intentarlo con Caracol, donde pude explorar más en lo audiovisual, especialmente en series. Aunque el personaje que gané era popular y muy folclórico nunca lo vi en pantalla, me sentí orgulloso y listo para comenzar un nuevo camino en la televisión.
Su experiencia en Simon Bolivar
Tu personaje de Simón Bolívar ha sido muy recordado por el público ¿Cómo fue crear a Pablo Clemente?
Pablo Clemente es el resultado de varios factores clave en mi proceso como actor. Primero, el tiempo: tuve dos meses antes de llegar al set, lo que me permitió explorar a fondo al personaje, que se filmaría en el sur de Colombia mientras la producción trabajaba en el norte. El personaje me apasionaba, ya que era de época y requería interpretar la transición de autismo a demencia frontotemporal, lo que implicaba una investigación profunda. También enfrenté el reto de recrear un acento histórico de la Gran Colombia en el siglo XIX. La atención al detalle fue fundamental, y trabajar con el director Alberto Restrepo me brindó la libertad creativa necesaria para dar vida a un personaje muy especial.
Su trabajo como actor inglés
¿Cómo fue realizar un personaje en el cual tenias que hablar totalmente inglés? ¿Cómo fue esa preparación?
Este proyecto en inglés fue mi primer gran momento en una producción internacional. Interpreté a un prisionero italiano de la Segunda Guerra Mundial llamado Antonio, lo que fue un desafío enriquecedor. Para lograr el acento italiano, contacté a un amigo en Nueva York a quien conocía por Instagram y le pedí ayuda. Estudié la fonética y él me corrigió en las entonaciones, lo que mejoró mi actuación. La grabación tuvo lugar en Santa Fe de Antioquia, y aunque no vi la serie completa, quedé satisfecho con mi escena.
¿Qué sentimientos tienes cuando te paras en un escenario, que siente tu cuerpo?
Recuerdo que, tras volver de Londres, hice una obra infantil (Caperucita roja) en el Teatro Libre de Chapinero. Esa función fue una reivindicación de mis años de formación en el teatro, donde interpreté obras de diversos autores. Aunque en Inglaterra solo hice teatro físico, al regresar al escenario y recibir el aplauso del público fue un momento hermoso. No solo fue por el aplauso, sino porque significó un reencuentro conmigo mismo. Para mí, el escenario es un lugar de libertad y confianza, aunque he experimentado altibajos en mi carrera, como en la vida misma. El teatro, con su poderosa conexión humana, requiere gran energía, espíritu y conocimientos técnicos. Cada vez que me subo al escenario, siento nervios, pero cuando estoy en mi piel, logro sentirme libre y seguro
Su experiencia como docente
Sabemos que eres maestro de interpretación y creación de personajes, ¿Cómo es esta experiencia, qué aprendizajes sacas de tus estudiantes?
Soy licenciado en artes escénicas de la Universidad de Antioquia, lo que me dio las herramientas para transmitir el conocimiento sobre el arte del actor. He creado un taller laboratorio itinerante donde imparto conocimientos técnicos y propongo nuevas preguntas. Ayudo a quienes buscan mejorar su rigor técnico como actores. Este espacio me enseña constantemente, ya que me confronta con el talento sorprendente de Colombia y me obliga a depurar y sintetizar mis saberes, es un lugar de aprendizaje mutuo.
¿Qué prefieres más, la televisión, el cine o el teatro?
Actualmente, estoy muy feliz trabajando en proyectos audiovisuales y siempre haré teatro cuando surjan oportunidades y encuentre buenas colaboraciones, ya que el teatro se trata de las personas con las que trabajas. Estoy explorando lo audiovisual y mi objetivo es mejorar en este ámbito, enfocándome en hacer series o cine para aprender más sobre este lenguaje.
Su experiencia en Klass 95
¿Qué reto actoral te hizo vivir Elver en Klass 95?
Elver fue un personaje muy divertido en Klass 95, por el que estoy muy agradecido, ya que me brindó muchas alegrías. Este personaje tenía un estilo único en un universo ecléctico que equilibraba lo risible con lo trágico. Después de interpretar a Edwin Guarín en Romina Poderosa, quise abordar Elver desde una perspectiva diferente en términos de expresión y fisicalidad. Conté con el apoyo del equipo de producción, incluyendo a Amparo Gutiérrez, lo que ayudó a darle identidad al personaje. Disfruté mucho interpretarlo, viviendo esa simbiosis entre lo criminal y lo romántico, con un estilo noventero.
Futuro profesional
¿Cómo te imaginas en el futuro profesionalmente?
Lo que más deseo es poder trabajar en la industria audiovisual de Colombia, que a veces es muy dura para los actores. La falta de inversión y credibilidad en los creadores hace que sea difícil para muchos. Espero que algún día los artistas en Colombia puedan tener el mismo reconocimiento y dignidad que los de Estados Unidos. Me imagino creando y explorando espacios creativos aquí en Colombia, construyendo lazos de trabajo y mejorando como actor. También deseo trabajar en otros países y en diferentes idiomas, expandiendo mi curiosidad y pasión por el arte del actor. Espero ser feliz y, si el universo lo permite, realizado como artista.
Premios Bravo
Estuviste nominado en los premio Bravo con tu personaje Ivor en Extinción, cuéntanos un poco más de este
El trabajo fue realizado en el desierto de la Tatacoa en 2022, antes de Romina Poderosa en Caracol TV, y fue producido por Negrita Films. El proyecto aborda la vida, los recursos naturales y la importancia del agua, creando conciencia sobre la devastación del planeta. La historia presenta un futuro apocalíptico donde los humanos deben tribalizarse para sobrevivir, incluso recurriendo al canibalismo. Incluye un viaje en el tiempo de una heroína que va de un presente fértil a un futuro infértil.
Extinción invita a reflexionar sobre nuestra responsabilidad de cuidar el planeta. Mi personaje, un antagonista caníbal, combina elementos indígenas y futuristas, lo que resultó en un reto creativo del que estoy muy orgulloso.
Futuro de Erik
¿Qué próximos proyectos tiene Eik Joel?
Estoy trabajando en La Vorágine, un proyecto de MinTIC producido por Quinto Color y dirigido por Alberto Restrepo, que celebra los 100 años de la novela de Jorge Eustasio Rivera. Tras un exitoso primer día de rodaje, sigo enfrentando algunas dudas sobre mi papel. Además, finalizaré mi participación en la serie británica Steel Works 2, la segunda temporada de The Night Manager con Tom Hiddleston, donde estoy feliz de aprender de directoras destacadas. Después de estos proyectos, continuaré audicionando y esperando que el universo me lleve a donde deseo estar.
Erik Rodríguez es, sin duda, es un referente en la escena artística colombiana, fusionando su talento actoral con una profunda pasión por la enseñanza y la dirección. Su compromiso con la formación de nuevas generaciones de artistas y su versatilidad en teatro, televisión y cine lo posicionan como una figura destacada en la cultura audiovisual del país.
A medida que continúa explorando nuevas fronteras creativas y llevando su arte a diferentes escenarios, Erik no solo representa el presente del teatro colombiano, sino que también es una promesa vibrante para su futuro. Su historia inspira a muchos a seguir sus pasos en el apasionante mundo de la actuación.